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Presupuesto Complementario demuestra educación no es prioridad del Gobierno

La Coalición Educación Digna denuncia que la pieza recién sometida al Congreso no incluye ninguna partida para el Ministerio de Educación

 La Coalición Educación digna afirmó hoy que el Presupuesto Suplementario, recién sometido por el Poder Ejecutivo a las cámaras legislativas, demuestra una vez más que la educación preuniversitaria no es una prioridad gubernamental, ya que el Ministerio de Educación no fue tomado en cuenta para mayores partidas presupuestarias.

“Sorprende que producto de este presupuesto complementario casi todos los grandes ministerios e instituciones del Estado recibirán fondos extras, menos el Ministerio de Educación. Tan solo la Presidencia y el Ministerio de Obras Públicas se llevarán más del 50% de los 51 mil millones de pesos de este presupuesto,  demostrando cuáles son las verdaderas prioridades de esta administración», señaló la Coalición. Sigue leyendo

No entendemos…

“No entendemos cómo, por un lado, el Gobierno alega que carece de fondos para cumplir con el aporte del 4% del PIB a la educación y, por otro, derrocha recursos con nombramientos innecesarios en la administración pública”, manifestó la AEIH en una declaración suscrita por su presidente, Wadi Cano Acra.

El dirigente empresarial sostuvo que aunque se argumente que los nombramientos tienen poco peso material, la señal es sumamente negativa y constituye un golpe de revés para quienes propugnan por mejorar la calidad del gasto público.“¿Cómo podemos resignarnos a que se incumpla la Ley de Educación cuando al mismo tiempo sigue el derroche y nada se ha hecho por mejorar la calidad del gasto, se corrompe y se aniquila un marco legal creado para promover la creación de empleos productivos?”, proclamó Cano Acra.

Comentó que situaciones como esas hacen rodar por el suelo la credibilidad y la imagen del Gobierno y constituyen un atentado contra el sector productivo y los pocos incentivos al desarrollo que aún quedan en el país.

Tomado de: yo exijo…

Los pesimistas y los optimistas

Marel Alemany (Coalición Educacion Digna)

Decía Ernesto Sábato que: «los pesimistas se reclutaban entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante, aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y vigoroso, necesitase de vez en cuando un impulso producido por una nueva y brutal desilusión» (De su libro, Entre Héroes y Tumbas).

Tengo que creer en eso cada vez que alguien me dice que no es posible, que no vale la pena o que las cosas no van a cambiar. Algunos son pesimistas de profesión porque no militan con ninguna causa y se oponen religiosamente a todas. Los atisbos de esperanza que necesitan para volver a desilusionarse están tan guardados en su interior que a veces no los ven ni ellos mismos. Otros son pesimistas oportunistas porque les conviene no creer en algo y marcarlo constantemente con el destino del fracaso simplemente porque el éxito le obligaría a empezar a creer de nuevo.

La mayoría de las personas basculamos entre el optimismo y el pesimismo por culpa del delicado balance químico que tiene nuestro cuerpo y que nos hace levantarnos con el pie izquierdo o con el derecho todas las mañanas. Así que podríamos decir que la mayoría somos optimistas, incluso cuando por momentos todo nos parezca oscuro o «nos hieda». Hay que decir que entre los optimistas también hay categorías, algunas incluso más peligrosas que las de su antagonista. Están los optimistas por cortesía que aseguran siempre que todo va a estar bien; o los religiosos, que le dejan toda la carga a Dios como si fuera posible que el pobre se encargara del bienestar de todos los seres humanos, claro que su contraparte te diría que en realidad todos estamos mal porque somos pecadores.

Personalmente siempre me ha gustado ver el vaso medio lleno, pero reniego del optimismo ciego que se olvida de analizar la realidad y termina en muchas ocasiones por separarse de ella. Mi optimismo tiene una particularidad: se agudiza cada vez que alguien me dice que algo no es posible. No soy tonto, se que hay cosas que están fuera de mi alcance, como correr a la misma velocidad que un carro de F1 o volar sin la ayuda de alas artificiales. Para el resto de las cosas me creo plenamente capaz, hasta soy capaz de encontrar en el pesimista más dedicado ese atisbo de esperanza que quiere ser desilusionado.

Por eso aunque en nuestro país haya demasiadas razones para sentirse oscuro y pesimista yo sigo creyendo y luchando. Sobretodo sigo rodeándome de optimistas que como yo  hemos decidido poner el rumbo hacia una sociedad diferente, más justa y tolerante. Cuando un particular deja de creer, el otro le recuerda las cosas que se han logrado.

Desde que decidí sumarme a la lucha por el 4% he oído mil opiniones sobre la imposibilidad de su consecución, sobre la enorme sombra política que nos cubre, sobre si somos un grupito nada más, sobre si lo que hace falta es volverse radicales, sobre si somos demasiado radicales, y una larga lista de negativas que solo buscan minar una voluntad que es más fuerte.

Podemos decidir mirar el vaso medio vació y reconocer que la asignación de un 4% no es suficiente para acabar con los problemas de este país, ni siquiera con los de la educación. De hecho creo que estamos obligados a pensar eso. Pero no podemos negar que conseguir ese porcentaje que gracias a la lucha que comenzó hace muchos años es ahora una ley, cambiaría radicalmente el estado de las cosas. No hay pesimismo que pueda negar el enorme poder que tiene una buena educación y los que hemos gozado de ese privilegio no somos  ignorantes del trabajo y el dinero que les costó a nuestros padres.

Recientemente la Coalición por una Educación Digna junto a más de trescientas organizaciones han logrado un pacto con todos los candidatos presidenciales a la fecha para que se comprometan a asignar el 4% del PIB a la educación una vez alcanzada la presidencia y en definitiva a colocar la educación como una prioridad dentro de sus programas de gobierno. El pesimista diría con sobradas sospechas que los políticos nunca cumplen las promesas y que esto es solo una farsa más. El optimista iluso daría la lucha por terminada y se iría a celebrar una victoria. Podemos celebrar, aún sin dar por hecho haber alcanzado el 4%, porque el simple hecho de reunir a tantas y tan dispares organizaciones en torno a un bien común y que es esencial es un logro sin precedentes. No es un pacto de los partidos políticos, es una demanda de la sociedad civil que está siendo acatada por los candidatos porque esa sociedad le ha demostrado que está dispuesta a luchar por sus derechos.

Pero celebrar no implica una lucha acabada. El optimista al igual que el pesimista tiene que renovar su esperanza con cada paso dado, no para esperar una nueva desilusión sino para trabajar por una nueva victoria y cada paso nos acerca.

En la medida en la que logremos sumar nuestro trabajo y nuestras individualidades en torno a los bienes comunes tendremos razones para ser optimistas. Desde el Lunes Amarillo en diciembre del año pasado a la fecha, se han conseguido varias cosas, la más importante es situar a la educación como una tema de prioridad nacional, pero también se ha conseguido la asignación de nuevos fondos al presupuesto de educación y después de varios intentos fallidos se ha colocado en el ministerio a una persona que parece estar trabajando eficientemente y que ha comenzado a implementar alguna de las sugerencias del Plan decenal de Educación como la tanda única.

Sabemos que estamos en campaña y que todos quieren dejar una buena impresión, pero también sabemos que la educación es un tema fácil de ignorar porque sus logros no son fáciles de publicitar. Entonces lo que se está logrando lo está logrando la voz de la gente que se deja oír en cada reclamo. Tenemos que seguir uniéndonos los optimistas. Los pesimistas pueden sumarse a la causa también quizás con la ilusión de ser desilusionados. Yo puedo asegurar que si seguimos haciendo bien el trabajo a lo mejor encontraremos otras causas nuevas para seguir esa lucha eterna entre las ilusiones que esperan ser satisfechas y las que esperan ser pisoteadas. Me alistaré siempre en el lado de la cuadra de los optimistas.

Un rayo de esperanza

Politologa Olaya Dotel

Cuando la sociedad dominicana se siente presa de un malestar general, como resultado de sucesivas políticas que dejan de lado sus necesidades más perentorias, surge un rayo de esperanza, con la aprobación del presupuesto de educación, por parte del Consejo Nacional de Educación, en función de lo establecido por el Plan Decenal de Educación 2008-2018.

El Consejo Nacional de Educación, órgano de gobierno del sector educativo y de carácter multisectorial, fue escenario de ejercicio de democracia real. Este espacio de participación público privada, posibilitó que las voces de la sociedad dominicana se expresaran en su seno.

Voces muy bien informadas, presentaron diagnósticos y propuestas que ganaron terreno en la voluntad del Consejo, tanto para el cumplimiento de la ley de educación así como el Plan Decenal vigente, lo que llevó a aprobar un presupuesto para educación equivalente al 4.09% del PIB.

Es así que, a través de un proceso de votación se consiguió que ganara la institucionalidad, la legalidad y el derecho de la ciudadanía a una educación pública de calidad. Sin embargo, esta decisión construida de manera democrática deberá contar con la voluntad política, tanto de la Presidencia de la República como del Congreso Nacional.

La sociedad movilizada y el Consejo Nacional de Educación hicieron su parte. Posibilitaron un presupuesto inteligente, dirigido a superar los grandes e históricos déficits de educación, que mantienen a la República Dominicana en los últimos lugares  en educación con respecto a los países de la región y del resto del mundo.

La decisión del Consejo, definitivamente es ganancia para la sociedad dominicana. Ahora le toca al Presidente de la República ser coherente con su discurso en los escenarios internacionales y reestructurar las prioridades del gasto público, de modo que el próximo día primero de octubre, sea entregado al Congreso de la República, un  proyecto de ley de presupuesto que responsa a la voluntad de los hombres y mujeres de este país.

Tomado de:

http://www.acento.com.do/index.php/blog/1706/78/Un-rayo-de-esperanza.html

Altagracia Paulino le tocará darle una ayudadita con eso

Alex Mundaray

El 1 de octubre es la fecha límite para que el ministerio de hacienda deposite el proyecto de presupuesto y ley de gastos públicos para el 2012, para que ese plazo se cumpla solo restan menos de 20 días. Las informaciones sobre el nivel en que se encuentra la elaboración de dicho proyecto, son inciertas y confusas, solo hay que compararlas para darse cuenta de que las fuentes oficiales están mandando mensajes contradictorios a la opinión pública sobre el tema presupuestario.

Es necesario recordar la forma en que es confeccionado el presupuesto nacional (por lo menos en teoría y según lo estipulado en las leyes): el primer paso se da cuando cada uno de  los distintos ministerios e instituciones del estado elabora sus respetivos presupuestos y planes de gastos, la preparación de los mismos es una responsabilidad de las distintas oficinas de planificación de cada institución publica;  el segundo paso en algunos caso, es cuando el presupuesto ya elaborado es remitido a un consejo regulador que aprueba el proyecto de gasto institucional;  el tercer paso es cuando es remitido del ministerio o institución al ministerio de hacienda, quien toma estos proyectos particulares, los revisa y dependiendo de las prioridades asigna los montos a cada institución; el cuarto paso se da cuando hacienda presenta formalmente el proyecto de presupuesto y ley de gastos públicos al congreso nacional, para su discusión y posterior aprobación.

La asignación de dichos montos tiene unos parámetros establecidos, algunas instituciones tienen privilegios (ya sea por la naturaleza de lo que representa y/o los servicios que brindan) que les otorgan las leyes, al tener unas partidas mínimas en la repartición de los dineros del presupuesto nacional, hay destacar que el ministerio de hacienda casi nunca cumple con esto, estableciendo una cultura de franca violación a la leyes que establecen financiamientos a instituciones especificas, cultura que hay que empezar a romper en ese país.

Un ejemplo especifico de esto, es el caso de la partida que toca al ministerio de educación, y la histórica no asignación de los fondos que ordena la ley a este sector (4% del PIB), agravándose este caso, ya que lo mínimo a invertir, está protegido expresamente por la constitución de la republica, cuando dice que: “La inversión del estado en educación, ciencia y tecnología deberá ser creciente y sostenida, en correspondencia con los niveles de desempeño macro-económicos  del país. La ley consignará los montos mínimos y los porcentajes correspondientes a dicha inversión. En ningún caso se podrá hacer transferencias de fondos consignados a financiar el desarrollo de estas áreas.” (Constitución  de la Republica 2010 Art.63, numeral 10).

El motivo de este artículo es llamar la atención sobre lo siguiente, no es hasta el 14 de septiembre cuando el Consejo Nacional de Educación conocerá y dispondría lo relativo al presupuesto del ministerio educación para el 2012, y es después de ello, (como hemos explicado antes) de aprobarse allí, que entonces se procedería, a ser enviado al ministerio de hacienda, esto claramente, deja con menos tiempo a hacienda en su responsabilidad de hacer que el presupuesto nacional del año 2012 esté listo a tiempo; eso si el consejo de educación aprobara el presupuesto en su próxima reunión, partiendo desde la premisa que en esos órganos estatales estén cumpliendo con los procedimientos como lo ordenan los marcos jurídicos establecidos.

Mientras, lo que se dice en los pasillos gubernamentales de la calle México, es que el presupuesto ya está listo, que lo van a enviar al congreso a tiempo; lo que nadie sabe es que parámetro tomaron en cuenta para asignar los fondos y si dicho proyecto rumorado estipula el 4% del PIB a educación, si esto es así, como se comentan por ahí, la violación a las leyes se vuelve mayúscula y descarada.

Solo queda esperar:

  1. Que Toribio se ponga a la orden de todo lo que dice      la ley (en especial con el 4% para educación) y empiece a rendir cuentas      de como va el proceso de elaboración del presupuesto, así que a Altagracia      Paulino le tocará darle una ayudadita con eso.
  2. Que el Consejo Nacional de Educación el próximo 14      de septiembre, apruebe un presupuesto para el ministerio de educación,      basándose en lo establecido en la ley 66-97.
  3. Ah y lo mas importante y no mencionado que al      PRESIDENTE, le salga de los órganos reproductivos la fuerza de voluntad      suficiente (FUA), en hacer que se cumpla con la constitución (que el mismo      motivó), lo que  la racionalidad y      el sentido común indican, lo que manda la ley 66-97 (que el mismo también      promovió y promulgó) y el reclamo social que dice 4%, ¡YA!

Tomado de: http://www.acento.com.do/index.php/blog/1659/78/Altagracia-Paulino-le-tocara-darle-una-ayudadita-con-eso.html